El transporte público eléctrico avanza en Latinoamérica con datos que reflejan el crecimiento del sector y la diversidad de proyectos que prometen transformar el mercado.
A octubre de 2024, la región cuenta con 5,899 unidades eléctricas, de las cuales 4,849 son buses eléctricos a batería y 1,050 trolebuses, según datos de eBusRadar.
Un vistazo por marcas, países y ciudades
Chile lidera el mercado regional con 2,659 buses eléctricos en circulación. Le siguen Colombia, con 1,590 unidades; México, con 694; Brasil, con 602; y Ecuador, con 106.
A nivel de ciudades, Santiago de Chile encabeza con 2,480 buses, Bogotá suma 1,486, Ciudad de México registra 557, São Paulo tiene 381, y la región metropolitana de São Paulo cuenta con 96.
En cuanto a marcas, BYD domina con 2,599 unidades, seguida de Foton con 1,380, Yutong con 840, Eletra con 467 y King Long con 72.
Proyectos que impulsarán el mercado
Diversos proyectos de flotas eléctricas están en marcha, prometiendo un impacto significativo en el transporte público de la región:
En Chile, Santiago integrará 1,267 nuevos buses eléctricos, mientras que Valparaíso renovará más de 600 vehículos, incluyendo 250 eléctricos. En Tarapacá, 19 buses eléctricos entrarán en operación en 2025 y Ovalle contará con 41 unidades nuevas el mismo año, entre otras.
Colombia intenta seguir el ritmo y es así que Cali anunció 180 buses eléctricos que fortalecerán el sistema de transporte masivo MIO. En Bogotá, el Plan de Desarrollo Distrital contempla 613 buses eléctricos para TransMilenio, mientras que una licitación busca sumar 74 buses eléctricos adicionales.
En tanto, CUTCSA, principal operador de Montevideo, Uruguay, renovará su flota con 200 unidades eléctricas.
Por otro lado, el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones de Paraguay anunció la llegada de 30 buses eléctricos taiwaneses en 2025 como parte de un proyecto de modernización.
Retos y oportunidades del transporte público
Estos avances reflejan la intención de varios países y ciudades de apostar por una movilidad más limpia. Sin embargo, el crecimiento del transporte público eléctrico plantea desafíos en términos de infraestructura de carga, financiamiento y políticas públicas que aseguren una transición eficiente y equitativa.
La región está ante la oportunidad de consolidar modelos sostenibles que no sólo reduzcan emisiones, sino que mejoren la calidad de vida urbana y abran puertas a nuevas oportunidades económicas.
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