El Congreso Latinoamericano de Movilidad Eléctrica 2024, celebrado en Costa Rica, se consolidó como un evento de referencia en la región para avanzar hacia una movilidad sostenible y cumplir con los objetivos de reducción de emisiones.
Organizado por la Asociación Latinoamericana de Movilidad Sostenible (ALAMOS) y la Asociación Costarricense de Movilidad Eléctrica (ASOMOVE), el congreso reunió a más de 300 representantes de gobiernos, empresas y organizaciones no gubernamentales de América Latina, Norteamérica y Europa.
En el congreso se encontró un consenso: la colaboración entre gobiernos, empresas y sociedad es fundamental para cumplir los objetivos climáticos de América Latina.
Durante el evento, Silvia Rojas Soto, presidenta de ALAMOS, subrayó que la movilidad eléctrica es «un estilo de vida que mejora las ciudades y países, promoviendo un cambio profundo en la calidad de vida urbana».
Asimismo, introdujo una visión optimista para la región: “La movilidad eléctrica en América Latina es una realidad en crecimiento y sólo mediante esfuerzos conjuntos lograremos un impacto significativo en la reducción de emisiones y una mejora en la calidad de vida”.
En este contexto, la regulación de emisiones y la adopción de políticas públicas para incentivar tecnologías limpias fueron el foco de diversas mesas de discusión.
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Normativas de emisiones y compromiso regional
En el Congreso, los expertos compartieron visiones diversas sobre cómo América Latina y EE. UU. están abordando la transición hacia una movilidad más sostenible.
Diogo Seixas, de ABRAVEI en Brasil, abordó el programa «Mover» del gobierno nacional, que busca integrar los vehículos eléctricos e híbridos junto con biocombustibles como etanol y biodiésel, sectores en los que Brasil ha invertido considerablemente.
Sin embargo, Seixas reconoció que este enfoque dual enfrenta retos, especialmente por el fuerte lobby de las industrias tradicionales y de biocombustibles, lo cual exige una política que priorice los vehículos eléctricos en la transición energética.
Desde Colombia, Juan Esteban Martínez Ruíz, presidente de ACOMOVES, expuso los incentivos y políticas que el país ha implementado para fomentar la movilidad eléctrica, incluyendo reducciones de IVA, descuentos en el SOAT y la exención de restricciones de circulación.
En tanto, subrayó la necesidad de una red de carga confiable, fundamental para fomentar la adopción de vehículos eléctricos en trayectos largos y superar las barreras de infraestructura en la región.
Desde Estados Unidos, Steph Larsen enfatizó que el éxito de las políticas de movilidad sostenible radica en una estrategia clara y regulaciones efectivas que movilicen recursos y alianzas con diversos sectores.
Es por eso que este enfoque integral, que combina estrategias regulatorias y comunicación efectiva, se presenta como un modelo inspirador para los países de América Latina, destacando la necesidad de respaldo social e institucional para impulsar una movilidad sostenible y resiliente.
Costa Rica, pionero en incentivos para vehículos eléctricos ¿necesita más regulaciones?
Costa Rica hoy es uno de los países referentes en el desarrollo de la movilidad eléctrica en Latinoamérica siendo uno de los primeros en establecer un marco regulatorio para establecer estrategias e incentivos a la tecnología.
Pero ¿es suficiente? ¿El mismo le permitirá cumplir con los objetivos establecidos en reducción de emisiones?
En ese sentido, Randall Zúñiga, director de energía en el Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE) de Costa Rica, detalló propuestas como la incorporación de pruebas dinámicas en la inspección técnica vehicular y un sistema de cobro del marchamo (impuesto de circulación) basado en las emisiones de cada vehículo.
También abordó la gestión del ciclo de vida de los vehículos, un aspecto crucial en un país donde la vida útil promedio de los automóviles supera los 16 años.
Por su parte, Kattia Cambronero, diputada costarricense, fue una de las defensoras de un marco regulatorio más amplio, sugiriendo la apertura del monopolio de generación eléctrica para facilitar la infraestructura de carga y ajustes al impuesto selectivo según las emisiones.
En su espacio, Mario Mora, de la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (ARESEP), propuso tarifas eléctricas accesibles y flexibles para fomentar la transición hacia un transporte más limpio.
México como caso de estudio
La Ciudad de México, en los años 80, fue reconocida como la ciudad más contaminada del mundo. Esto se debió a una combinación de factores geográficos y urbanos: construida sobre un lago, rodeada de montañas, con 20 millones de personas y 11 millones de vehículos.
Este escenario impulsó el desarrollo de una red de monitoreo de calidad del aire en tiempo real y la creación del programa de contingencias ambientales.
«Los datos sólo son útiles si se traducen en políticas públicas», afirmó Jorge Macías, del Instituto del SUR Urbano, explicando cómo este programa afectaba la vida cotidiana, desde la limitación de recreos escolares hasta la restricción de operaciones en industrias contaminantes.
¿Qué puede aprender Latinoamérica de esta experiencia y cómo mejora la calidad del transporte? Macías planteó la necesidad de evolucionar hacia zonas de baja emisión en lugar de políticas como el «Hoy No Circula» y enfatizó la gestión de la demanda vehicular.
“Gestionar el uso de los vehículos es clave para fomentar la renovación de flotas en ciudades grandes como la Ciudad de México”, afirmó y resaltó que las políticas de acceso, circulación y estacionamiento son determinantes para lograr una movilidad urbana eficiente y sostenible.
Vale destacar que todas las ponencias y paneles del Congreso ya están disponibles en el canal de YouTube.